Cuando caminabas no llevabas la cabeza erguida, sin embargo no era defecto, era nobleza. Dejaste tras de ti, ese trotecillo que te caracterizaba, los triángulos que formaban tus orejas cuando algo llamaba tu atención y ese volverte súbitamente para olfatear con fruición algo que se te había pasado por alto. Aún tengo en mi recuerdo el inconfundible mirar avellana de tus ojos ya cansados.
Buscabas cariño acercándote y pegándote con tu cuerpo grande como tu corazón y sin cansarte de que te acariciaran.
Fuíste abandonado pero encontrado, fuíste muy querido y tú por ello nos diste mucho más a cambio.
Terry, quiero pensar que hay un paraíso para perros y que tú estarás allí, feliz, corriendo por praderas sin fin. Sin embargo aquí te echamos de menos, tu pelo negro y brillante y los coletazos de alegría con que nos recibías siempre. Recuerdo cómo te parabas junto el banco del parque donde te solía cepillar y cómo me lamías la mano cuándo te daba una galleta robada.
Tu dueña decía que eras como un bombón rellenito de amor y agradecimiento. Tú la acompañaste en días que ya serán inolvidables, como tú querido Terry, que estarás para siempre en nuestro corazón y en mi recuerdo.
Buscabas cariño acercándote y pegándote con tu cuerpo grande como tu corazón y sin cansarte de que te acariciaran.
Fuíste abandonado pero encontrado, fuíste muy querido y tú por ello nos diste mucho más a cambio.
Terry, quiero pensar que hay un paraíso para perros y que tú estarás allí, feliz, corriendo por praderas sin fin. Sin embargo aquí te echamos de menos, tu pelo negro y brillante y los coletazos de alegría con que nos recibías siempre. Recuerdo cómo te parabas junto el banco del parque donde te solía cepillar y cómo me lamías la mano cuándo te daba una galleta robada.
Tu dueña decía que eras como un bombón rellenito de amor y agradecimiento. Tú la acompañaste en días que ya serán inolvidables, como tú querido Terry, que estarás para siempre en nuestro corazón y en mi recuerdo.
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